Introducción
Hasta lo más pequeño, lo supuestamente más insignificante, puede convertirse en un gran problema global.
Lo hemos comprendido, o deberíamos haberlo hecho ya. Un brote infeccioso aparentemente ajeno a nosotros, sucedido en la otra punta del planeta, ha cambiado nuestro mundo, segando millones de vidas y comprometiendo la salud mundial, pero también la economía y nuestro bienestar. Un mal sobrevenido, sin amenaza previa. Hemos aprendido que hay que estar preparados para este tipo de pandemias insospechadas, pero deberíamos tener presente que hay otros males relacionados con las infecciones que nos acechan y que sí podemos prever y, lo más importante, que estamos a tiempo de evitar.
¿Y si con un pequeño esfuerzo de todos, ahora, pudiéramos cambiar el futuro e impedir un problema de Salud Pública global de unas dimensiones difícilmente calculables?
Qué son las infecciones
Pero empecemos por el principio.
Una infección es la invasión de un hospedador (el ser humano, un animal, una planta…) por un microorganismo patógeno (principalmente bacterias, hongos, virus o parásitos). Esta invasión puede dañar al hospedador de dos formas: por la multiplicación del microorganismo o por la propia acción del sistema inmunitario.
Luchando contra las infecciones
Las infecciones siempre nos han afectado.
Las infecciones siempre nos han afectado, tanto a los humanos como al resto de seres vivos, aunque la ciencia no haya tenido un conocimiento profundo de su naturaleza hasta finales del siglo XIX. Pero las enfermedades infecciosas siempre han estado ahí. Y siempre las hemos combatido, con más o menos ciencia. Gracias precisamente a los avances científico-médicos y a la ímproba labor del ser humano, las infecciones se han convertido en un mal ciertamente manejable en las últimas décadas, especialmente en los países con más recursos.
Hoy disponemos de un amplio arsenal preventivo y terapéutico para hacer frente a las infecciones, haciendo posible que algunas de ellas, que hace no mucho causaban una alta mortalidad y discapacidad, sean fácilmente abordables. Las vacunas, con su carácter preventivo (especialmente ante los virus), y los antimicrobianos, como tratamiento, nos han ayudado a hacer frente a las infecciones con notable efectividad.
Los antimicrobianos
Inhiben a los microorganismos infecciosos o, en su defecto, detienen su crecimiento.
Los antimicrobianos son agentes que inhiben o matan a los microorganismos infecciosos o, en su defecto, detienen su crecimiento. Los principales antimicrobianos de los que disponemos hoy en día son los antibióticos, que actúan sobre las bacterias, pero también disponemos de antifúngicos, antiparasitarios y los antivirales.
Un problema ¿sin solución?
Evolucionan muy rápidamente y tratan de adaptarse y sobrevivir.
El problema es que los microorganismos evolucionan muy rápidamente y tratan de adaptarse y sobrevivir ante la presión los tratamientos antimicrobianos. Las bacterias, por ejemplo, no solo son capaces de mutar, sino de movilizar sus genes y transferírselos a otras bacterias, incluso de distintas especies. Estos cambios los hacen resistentes a los antibióticos ya existentes, dándose un fenómeno ampliamente diseminado reconocido como la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Los microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos conocidos también se denominan como multirresistentes.
Por tanto, el principal factor que determina la aparición y diseminación exacerbada de patógenos multirresistentes es el uso indebido o excesivo de los antimicrobianos. Los patógenos multirresistentes, como las denominadas “superbacterias”, suponen un grave problema presente y futuro para nuestra salud, pues su tratamiento se hace muy difícil, más costoso y menos efectivo. Además, en las últimas décadas apenas hemos descubierto nuevos antibióticos para hacer frente a las infecciones causadas por microorganismos resistentes, por lo que nuestras posibilidades terapéuticas se ven claramente comprometidas.
Con este panorama, no cabe duda de que las RAM son un motivo de honda preocupación. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) las ha declarado como una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad.
Por ponerlo en perspectiva: antes del escenario pandémico, solo las bacterias multirresistentes causaban alrededor de 33.000 muertes al año en Europa y 700.000 en el mundo. Para 2050, se estima que, si no ponemos remedio, provoquen cerca de 10 millones de muertes anuales en todo el mundo, siendo la causa de mortalidad más importante en el ser humano, por delante del cáncer. Es difícil tomar conciencia de que una simple infección de muelas pudiera acarrear complicaciones tan graves que pusieran en peligro tu vida o la de tus hijos o tus nietos o quizá la de tu mascota... Parece ciencia-ficción, pero ya hemos sido testigos de que, a veces, la realidad supera la ficción.
Misión Posible
Todos juntos, es Misión Posible.
Hay que preocuparse, sí; pero no alarmarse ¿Evitarlo es una Misión Imposible? No. Todavía es una Misión Posible. Si todos hacemos lo que nos corresponde. Todos. Médicos, veterinarios, farmacéuticos, enfermeras, investigadores, divulgadores, estudiantes, políticos, ciudadanos… Todos tenemos una misión. Debemos tomar conciencia y concienciar, así como promover la investigación y el uso responsable de los antimicrobianos, para que las RAM no se conviertan en el mayor problema de salud pública para la humanidad.
Todos juntos, es Misión Posible.